martes, 25 de octubre de 2011

LA SEQUÍA

Hay una situación que jamas voy a olvidar. Se dice que el ser humano retiene un 80% de lo que ve y solo un 45% de lo que oye. Y doy fe de eso.


Un domingo, estábamos en una iglesia rural ubicada en una zona de cosecha de girasoles y maíz. Antes, durante y luego de cumplir con nuestras tareas eclesiásticas, papá notó que la mayoría de las personas tenían el rostro triste. Luego de preguntar que era lo que pasaba, le dijeron que la cosecha, por segundo año consecutivo, estaba perdida ya que hacía tres meses que no llovía.

Resignados, comenzarían esa semana a vender maquinarias y estructura para solventar los gastos y poder pagar los préstamos bancarios.

Inmediatamente papá pidió que nadie se retirara. Era lógico que cada uno había orado por esa situación en forma individual pero no lo habían hecho como cuerpo de Cristo. Tampoco se había tomado autoridad sobre el clima. Al exponer esto, los rostros comenzaron a cambiar de tristes a incrédulos. 

¿Podemos ordenar al cielo que llueva? Por supuesto que si. – fue la respuesta – Yo no me resigno a que los Hijos de Dios sufran mientras un banco se lleva lo poco que les queda.

Inmediatamente pidió que nos tomemos de las manos haciendo un círculo en el centro del templo y empezamos a orar. Expusimos a Dios nuestra causa, le imploramos que llueva y ordenamos a toda huested de maldad que esté afectando la cosecha que se retire. Luego de decir el ¨amén¨, y soltándonos de las manos, una ancianita exclamó ¨…y gracias Dios por la lluvia de esta tarde. Amén.¨.

Nuevamente nos saludamos y nos retiramos hasta la próxima visita.

Había que recorrer 30 kilometros de tierra hasta la ruta principal. En ese recorrido el cielo comenzó a cambiar su fisonomía. Pequeñas nubes comenzaron a cubrir el cielo y a relampaguear.

La cosecha de ese año no sólo les alcanzó para cubrir los gastos, sino que muchos cancelaron las deudas de los anteriores.

Jamás voy a olvidar , mirando por el vidrio trasero, como la lluvia caía , curiosamente, sólo sobre el pueblo y sus campos, como si una mano gigante los estuviera regando en detalle.
Y una vez mas, ¨¡¡…gracias Dios por la lluvia de esta tarde!!¨

Salmos 135
5 Porque yo sé que Dios es grande, Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
6 Todo lo que Él quiere, lo hace, En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
7 Hace subir las nubes de los extremos de la tierra; Hace los relámpagos para la lluvia; Saca de sus depósitos los vientos.
Mateo 7:7
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Juan 15:7
Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho.

viernes, 14 de octubre de 2011

EL BANQUERO Y EL PESCADOR



Un banquero norteamericano estaba en el muelle de un pueblito  caribeño cuando llegó un botecito con un solo pescador.

Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño.

El banquero elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó: ¿Cuánto tiempo le ha tomado pescarlos...? 

El pescador respondió que sólo un rato. 

El banquero le preguntó: ¿ Por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado...? 

El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.  

El banquero le preguntó: ¿qué hacía con el resto de su tiempo...??
         
El pescador  dijo: duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida agradable y ocupada.

El banquero replicó: soy graduado en Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y, con los ingresos, comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes; eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. 

En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador y, eventualmente, abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pueblo e irte a la Capital, donde manejarías tu empresa en expansión. 

El pescador le preguntó: ¡¿¿Pero cuánto tiempo tardaría todo eso.. .??!

A lo cual respondió el banquero: Entre 15 y 22 años. 

Y ¿¿luego qué??, preguntó el pescador

El banquero se rió y dijo que esa era la mejor parte: Cuando llegue la hora deberías vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico... tendrás millones!! Millones.

...  ¿¿y luego qué?? le pregunta el pescador. 

Luego te puedes retirar. Te mudas a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocar guitarra con tus amigos. 

Y el pescador respondió: -  ¿¿¿¿Y acaso eso no es lo que ya tengo y hago?????.
 
REFLEXIÓN
 
Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos. La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos y no sentirnos mal por aquello que no tenemos.

sábado, 1 de octubre de 2011

LA CARRETA VACÍA

 Mi padre se detuvo en una curva, y después de un pequeño silencio me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: 
Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es -, dijo mi padre, - Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre: 
-¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? 
Entonces mi padre respondió: 
Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. 
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, inoportuna, presumiendo lo que tiene, siendo prepotente y maltratando a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace".
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.