jueves, 27 de septiembre de 2012

Siete ideas para que el entusiasmo no caiga




El entusiasmo es una poderosa fuerza interna que nos motiva a realizar actividades cuando sentimos que son emocionantes. Por lo general viene a nosotros durante las primeras veces que realizamos algo, o cuando realizamos actividades que de antemano sabemos traerá satisfacción personal, o un beneficio para las personas que nos importan.

El entusiasmo puede ayudarnos a mejorar nuestra administración del tiempo, porque nos impulsa a realizar más cosas en un lapso de tiempo menor, nos ayuda a aumentar nuestra productividad y por lo tanto nuestra autoestima, pero de repente parece que se nos pierde, que se escapa y es cuando necesitamos reforzarlo.


He aquí siete ideas que podrás realizar diariamente y que te ayudarán a recobrar el entusiasmo y las ganas para hacer con alegría cualquier tipo de actividad que esté realizando.


1. De forma regular, re-comprométase consigo mismo a través de un documento escrito (privado) a realizar las actividades que son necesarias para que las cosas marchen bien.

2. Cuide su salud, visite al médico regularmente pues el entusiasmo requiere de sentirnos bien.

3. Lea biografías de personas exitosas – Dicen que no existe mejor libro de autoayuda que las biografías. Lea varias al mes y saque lecciones valiosas que pueda aplicar en su vida.

4. Utilice frases auto-afirmativas positivas frente al espejo cada mañana, porque aunque parezca tonto o sin sentido, esta es una excelente forma de entrenar a su mente.

5. Felicítese a si mismo cuando realice un progreso. Es importante que se premie adecuadamente cuando logre una meta. No subestime el poder de las recompensas.

6. Sonría el mayor tiempo posible, esto hará que la fisiología de su cuerpo trabaje a su favor. Note cuando sonría como su ánimo cambia y como actúa diferente.

7. Mantenga una lista de las cosas que quiere alcanzar, es decir sus metas. Saber hacia dónde va es vital para no perder la motivación y el entusiasmo al hacer cosas personales y las relacionadas con su trabajo, la familia y los compromisos sociales.

Cinco lamentos del ser humano antes de morir



¡Estamos a tiempo de reaccionar, no esperemos el final de nuestras vidas…!

Bronnie Ware pasó años trabajando en cuidados paliativos, atendiendo a pacientes terminales en sus últimas 12 semanas de vida.  Le impactó tanto que decidió contar su experiencia en un blog llamado “Inspiration and Chai”, donde reprodujo los últimos deseos de sus pacientes.

El éxito fue tal que al poco tiempo lo plasmó en un controvertido libro titulado “Los cinco mejores lamentos de los que van a morir”.

Ninguna mención al sexo, tampoco les importaba irse sin haber probado experiencias vibrantes  o no haber cumplido con otros clásicos como escribir un libro o plantar un árbol.  Ware habla de la claridad y de la visión espectacular que tiene la gente al final de sus vidas, y cómo podemos aprender de su sabiduría.

Cuando les preguntaba de qué se arrepentían o si hubieran hecho algo de manera diferente, casi siempre me respondían lo mismo.  La lista era larga, pero en el libro traté de centrarme en los cinco más comunes”, explica la autora. "Estas son las confesiones sinceras y reales de las personas que cuidé en su lecho de muerte".

1. Ojalá hubiera vivido a mi manera.  Muchos se quejaban de no haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a sí mismos, sino a lo que los demás esperan de ellos.  “Cuando se dan cuenta que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás, es fácil ver cuántos sueños se han quedado en el camino.  La mayoría no había cumplido aún ni la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las decisiones que habían tomado”.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.  Ware afirma que ésta era la frase más repetida por los pacientes de sexo masculino.  Casi todos los hombres que cuidó sufrían por haberse perdido la infancia de sus hijos, la juventud de sus hijos y lamentaban no hacer disfrutado más de la compañía de su pareja.  Sentían que habían malgastado tanto sus vidas; comprendieron tarde que no se debe basar la existencia en el trabajo.

3. Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos.  A menudo las personas renuncian a sus sueños e ideales por el bien de los demás.  Ocultan sus sentimientos con el fin de mantener la paz de su entorno.  Como resultado, se conforman con una existencia mediocre y nunca llegan a ser lo que en realidad quieren ser o lo que realmente son capaces de hacer. “El origen de muchas enfermedades tiene relación con la amargura, la frustración y el resentimiento que esto conlleva”, explica Ware.

4. Ojalá hubiera mantenido el contacto con mis amigos.  Casi todos se acordaban de sus viejos amigos y recordaban con pesar los mejores momentos vividos a su lado, lamentando no haber sido capaces de mantener esa amistad con el paso de los años.  Querían despedirse de ellos, pero no siempre fue posible localizarlos”, cuenta Ware.  “A veces nos sentimos tan absorbidos por nuestras propias vidas, que es como si estuviéramos atrapados y renunciamos a uno de los mayores tesoros de la vida, la amistad.  He sido testigo de la profunda pena y arrepentimiento que esto ha ocasionado a mis pacientes, les atormentaba no acerca haber dedicado a sus verdaderos amigos el tiempo y esfuerzo que merecían.  Todo el mundo echa de menos a sus amigos cuando se están muriendo”, añade la enfermera.

5. No he sabido ser feliz.  Otra revelación sorprendente: muchos de los pacientes no se dan cuenta hasta el final de sus vidas de que la felicidad es una elección.  Se quedan atascados en viejos patrones y hábitos.  El llamado “confort de la familiaridad” interfiere con su salud emocional.  Por eso insisto que uno de los principios claves para la vida es entender que lo único que necesito para ser feliz es una actitud agradecida ante la vida.  Que la queja es un imán para la desgracia; nos quejamos tanto de lo poco que nos hace falta que dejamos de agradecer lo mucho que tenemos.  Que es fácil agradecer cuando las cosas están bien ¡Por supuesto!, cualquiera lo hace.  Pero que, la verdadera gratitud se forja es cuando las cosas están complicadas…

Has pensado ¿De que te lamentarías si mañana fueses a morir? ¿Piensas hacer algo para cambiarlo? Recuerdalo bien: ¡La vida se pasa en un instante, cambia ahora!

Matemática Celestial para todo los cansados



"El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas." 
Isaías 40:29 (NVI)

De pequeño nos hicieron repetir hasta el cansancio las tablas:

2 x 6, 4 x 7, 5 x 8, 6 x 2, 9 x 6…  

Y siempre, la multiplicación más fácil era la del número 0 (cero), porque cualquier número multiplicado por 0 (cero) es 0 (cero). Cualquier cosa por nada es nada. Esta regla matemática es la que aprendimos bien rápido. Es una regla universal imposible que alguien llegue a romper. Un regla que sufre excepción en el Eterno Dios.

De acuerdo a lo revelado por el profeta Isaías existe esta salvedad matemática.: el Verdadero Dios multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. El Eterno multiplica tus 0 (cero) fuerzas y las hace valer. De cero fuerzas, te da vigor. Y rompe así la regla universal matemática. 

En medio de tanta desesperación; cuando las ganas no aparecen y no tenemos ni aliento para levantarnos de la cama. Cuando, para andar, siente que Ud. le pide permiso un pie para adelantarse al otro. Cuando la tristeza es tan grande que aplasta todo ánimo. Cuando la soledad golpea demasiado fuerte y sacude la vida. Cuando los fracasos no te dejan dormir. Cuando no te queda ninguna fuerza, el Eterno Dios vuelve a ser fiel, y destroza las reglas matemáticas que pretenden alinear tu destino al fracaso.

Y así, de la nada, te renueva. No es mágico, no es antinatural. Es la Gracia de Dios que multiplica dónde no hay nada y regenera la voluntad cuando no hay evidencia de ella.

¿Estás derrotado? ¿No tienes fuerzas? ¿No tienes más ganas ni ánimo? No hace falta tomar vitaminas. Hay una energía que puedes utilizar. El maravilloso poder de Dios, que funciona y es inagotable. Solo hace falta tener un poco de fe para poder valerse de ella. Solo se necesita que entregues a Él todas tus debilidades.

El Eterno Dios te deja disponible dicha fuerza para que la tomes y recargues tu batería interior. Puedes conseguir todo cuando no tienes nada. El Dios Verdadero, en su Gracia, te ofrece su ayuda para sostenerte y darte nueva fuerza. Contra toda lógica, Dios puede hacerlo. Compruébalo.

¡ Usa la matemática de Dios! 
¡Realmente Funciona!

viernes, 21 de septiembre de 2012

Las 10 cosas que nunca se olvidan de un siervo (don) de Cristo



1. Su amor… lo seguí y le serví no por lo mucho que sabía, sino porque sabia que (mi siervo/a) me amaba.
2. La manera en que trababa a su cónyuge, nunca lo deje de ver enamorado.
3. Su enseñanza de la Palabra.
4. No tuvo miedo de hablarme de finanzas. Tuvo expectativas de que si era hijo de la Casa fuese diezmador y sembrador… no tembló al educarme en principios financieros.
5. Me enseñó la diferencia entre Reino versus Religión.
6. Cuando abrazó a mis hijos como si fueran los suyos.
7. El día en que sabia que estaba cansado y frustrado y me guiñó el ojo diciéndome "¡Vamos para adelante!"
8. La primera vez que me regañó… fue su primera disciplina y me dijo que lo hacia porque me amaba.
9. El día que descubrí que era tan humano como yo… el día que acepte que era otro ser humano.
10. El abrazo que me dio el día que perdí a mi ser mas querido…

Tú... ¿Cuál añadirías?

jueves, 13 de septiembre de 2012

Un Cristo para cada gusto



Algunos cristianos tanto han jugado en crear un Jesucristo enlatado y en colores para todos los gustos que habría que preguntarse de vez en cuando si creer en Jesucristo es un lujo, un  capricho o un compromiso para toda la vida.

Ciertas personas “adoran”, pero no quieren ni saber lo que dijo.

Ciertos jóvenes lo “adoran”, pero no están de acuerdo con todo lo que Él dijo, porque Jesús no pudo haber sido tan retrógrado en algunos temas...

Otros adoran al “líder”, pero... bueno... ¡no es posible hacer todo lo que Él hacía! ¡Después de todo, uno es hombre!

Y, así, de reticencia en reticencia, vamos despojando a Jesús de todos sus atributos, o coronándolo con lindos nombres y títulos, mientras seguimos haciéndole hacer papelones y a tenerlo de adorno sobre viejas Biblias, sobre paredes vacías como las cabezas de sus dueños, como adornos en los edificios públicos, en los tribunales, en las escuelas, en las Iglesias...

Y todos somos culpables.

Algunos por causa de sexo.
Otros, por dinero.
Otros, por calumnias.
Otros, por mentiras.
Otros todavía, por concubinato.
Por una separación,
Por un divorcio,
Por una traición,
Por un negociado,
Por drogas,
Por un impuesto a las rentas,
Por un cheque sin fondos,
Por una deuda sin pagar,
Por un desfalco,
Por un asalto,
Por un salario de hambre,
Por un excesivo y casi nunca merecido salario,
Por un rencor jamás contenido...

No. No es fácil creer en Jesucristo. ¡Hay que cambiar de vida! Y son pocos los que aceptan hacerlo. El radicalismo de Jesucristo crea muchos admiradores y pocos, muy pocos adeptos...

Casi siempre, la razón de que no quieran seguir a Jesucristo no es Jesús ni su doctrina: son los cristianos y la deshonestidad con que se comportan ante el Dios en quien dicen creer...

Y si Jesús no nos lleva al compromiso, entonces somos de aquellos que lo admiran pero no lo aceptan. Es posible que no tengamos nada en su contra. Pero no tener nada en contra no es lo mismo que gustar de alguien.

¡En el fondo, en el fondo, tal vez no nos guste...El Dios que tanto gusta de nosotros!

Autor: Padre Zezinho

jueves, 6 de septiembre de 2012

Una definición cotidiana del Amor


José Ignacio, el mayor de los hermanos, es lo que se dice un hijo muy noble, calificaciones excelentes, pero quince años son quince años y un día José Ignacio quería una guitarra y, ni corto ni perezoso, la víspera de su cumpleaños tuvo la ocurrencia de colocar sobre la servilleta de su madre, a la hora de la comida, un sobre azul que contenía un tarjetón donde había escrito previamente con su letra más cuidada lo que sigue:


 ..."por hacer los recados de mamá, cien pesos; por acompañar a Margarita al colegio, ciento cincuenta pesos; por explicar matemáticas a Juanín, doscientos pesos; por sacar sobresaliente en todo, trescientos pesos; por arreglar la luz y otros desperfectos, ciento cincuenta pesos; total novecientos pesos, y una nota que decía: esto es lo que cuesta una guitarra".

Doña Luz leyó estas líneas sin hacer comentarios, si bien pareció ensombrecerse su rostro dulce y sereno de costumbre. 

Aquella tarde José Ignacio estuvo triste en el colegio, temía de pronto haber sido poco delicado con su madre. El sólo había pretendido pedir algo con humor, pero ahora se maldecía por haber hecho una cosa semejante; hubiera deseado pedir perdón, explicarse con ella pero le dio vergüenza.

Al día siguiente cuando entró en el comedor ya había olvidado casi la escena de la víspera, por eso mismo fue mayor su sorpresa al ver sobre la silla una hermosa guitarra.

Pero cuando ya iba a tomarla entre sus manos, vio el sobre azul que reposaba encima de su propia servilleta, miró a su madre que tenía los ojos bajos y rasgó el sobre con cierta prevención, ahí, con la letra picuda e inconfundible, estaba escrito lo que sigue: 


..."Por haberte criado y alimentado hasta el presente, cero pesos; por haberte enseñado a orar y a distinguir el bien del mal, cero pesos; por velarte treinta noches cuando estuviste enfermo, cero pesos; por traducir hasta altas horas con el fin de pagar el colegio, cero pesos; por consagrarte mi vida toda definitivamente, cero pesos, total cero pesos y una nota que decía “todo esto y mucho más seguirá haciendo tu madre por ti sólo porque te quiere”.

Cuando José Ignacio levantó los ojos, tras leer la última línea los tenía llenos de agua y Doña Luz le atrajo sonriendo contra el pecho “no llores hijo” le decía, “es porque soy tu madre, ¿no comprendes?

Tomado de: Cincuenta Amigos” de José Luis Martín Vigil