viernes, 28 de diciembre de 2012

Afilando el hacha para ganar el campeonato


Recientemente tuvo lugar el “Campeonato Mundial de Leñadores” que se celebra todos los años en Canadá. ¿Los finalistas? Un Canadiense y un Noruego llamados Peter y Johann respectivamente.

Su tarea era muy sencilla. A cada uno de ellos se le adjudicó un sector del bosque. Aquel que talara más árboles entre las ocho de la mañana y las cuatro de la tarde, sería el ganador.

A las ocho en punto sonó el silbato y los dos leñadores se pusieron manos a la obra con destreza. Iban talando intercambiando golpe tras golpe hasta que a las nueve menos diez el Canadiense oyó que el Noruego se detenía… Advirtiendo su oportunidad, ¡el Canadiense redobló sus esfuerzos!

A las 9, el Canadiense oyó que el noruego comenzaba a talar otra vez. Una vez más parecía que iban talando intercambiando golpe tras golpe, ¡hasta que a las diez menos diez el Canadiense oyó que el Noruego se detenía! El Canadiense perseveró, decidido a sacar el mayor partido posible de la debilidad de su adversario.

A las diez en punto, el Noruego comenzó a talar de nuevo. Hasta que a las once menos diez hizo una nueva pausa. La confianza del Canadiense iba en aumento — podía “oler” la victoria y prosiguió con su ritmo regular y constante.

Y así sucesivamente a lo largo de todo el día. Cada hora a menos diez, el Noruego paraba y el Canadiense seguía talando. Cuando sonó el silbato a las cuatro de la tarde señalando el final de la competencia, ¡el Canadiense estaba absolutamente convencido de que el premio era suyo! Te podrás imaginar cuál sería su sorpresa al descubrir que había perdido…

¿Cómo lo hiciste?” le preguntó al Noruego. “Cada hora a menos diez oía que te parabas. ¿Cómo demonios pudiste cortar más árboles que yo? ¡No es posible!

Pues realmente es muy sencillo,” respondió el Noruego con franqueza. “Cada hora a menos diez, paraba. Y mientras tú seguías talando, yo me dedicaba a afilar el hacha…

Enseñanza: Es conveniente darnos tiempo para afilar nuestras habilidades, destrezas y conocimientos, manteniéndolas al día, y actualizándolos constantemente mediante la capacitación. Recordemos que las destrezas y habilidades que usamos ayer,... quizá no sean suficientes para el día de mañana.

¿Hace cuanto tiempo que no paras de trabajar para afilar tu hacha?. ¿Hace cuanto tiempo que no refuerzas tus conocimientos empresariales para mejorar tu gestión?. ¿Hace cuanto tiempo que no haces algo distinto en tu empresa como planificar estratégicamente el marketing?

Tu comentario es mi motivación.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Oportunidades descalzas



En una ocasión, dos vendedores de zapatos fueron enviados a una isla desconocida y lejana con la difícil tarea de vender zapatos allí. Uno de los vendedores de zapatos se llamaba Ramón, el otro se llamaba René. Veamos los reportes que ambos zapateros dieron a su jefe al llegar a la isla:

- El reporte de Ramón: Jefe, han sido dos días agotadores de viaje, la comida estuvo malísima y me enfermé del estomago en el barco, pero bueno, al fin llegué a la isla. Desgraciadamente, le tengo pésimas noticias. La gente aquí es tan atrasada que ni siquiera usan zapatos, ellos simplemente andan descalzos. Me devuelvo mañana mismo para allá. Lo siento!…

- El reporte de René: Hola jefe, el sol por aquí es radiante y la brisa marina increíblemente refrescante. He tenido dos días completos para organizar mi trabajo en la isla, y hasta le pude ayudar al chef del barco a preparar unos platillos. Le tengo magníficas noticias, aquí todos necesitan zapatos, repito, nadie tiene zapatos…vamos a hacer una venta loca. Por favor, envíeme lo antes posible todos los zapatos que tenga en bodega, se que los voy a vender todos. No me espere pronto…!

Pareciera que ambos vendedores fueron a lugares distintos, pareciera que viajaron en diferentes barcos, pero lo cierto del caso es que ambos fueron a la misma isla en el mismo barco en el mismo momento. Entonces, ¿qué marcó la diferencia? Sin duda alguna, fue la actitud de cada uno de ellos tuvo frente a las circunstancias que se les presentaron.

¿Qué hay de ti?; ¿vas a dejar que los pies descalzos te desanimen?

Te aconsejo que mires las oportunidades, en lugar de ver los problemas.

viernes, 21 de diciembre de 2012

El naufragio



El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla. Pidió fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar. 

Cansado, finalmente optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y almacenar sus pocas pertenencias. 

Entonces un día, tras de merodear por la isla en busca de alimento regresó a su casa para encontrar su cabaña envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido, lo había perdido todo. 

Quedó anonadado de tristeza y rabia. "Dios, ¿cómo pudiste hacerme esto?", se lamentó. Sin embargo, al día siguiente fue despertado por el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.
_"¡¿Cómo supieron que estaba aquí?!", preguntó el cansado hombre a sus salvadores.
_"Vimos su señal de humo que Ud. nos hizo", contestaron ellos.

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Reflexión:
Es fácil descorazonarse cuando las cosas marchan mal, pero no debemos desanimarnos porque Dios trabaja en nuestras vidas aún en medio del dolor y el sufrimiento.
Recuerda la próxima vez que tu cabaña se vuelva humo, puede ser la señal de que la ayuda y gracia de Dios vienen en camino.

martes, 4 de diciembre de 2012

El peso de las termitas


Autor: Serafín Contreras G.

¿Cuál es el peso de las termitas?

Todas las termitas del mundo juntas pesan 10 veces más que todos los humanos juntos.

Hay cosas en la vida que parecen menudas e insignificantes pero cuando se acumulan pueden pesar mucho más de lo que creemos, como varios resentimientos guardados, varios descuidos o pequeños detalles ignorados.

Cantares 2:15  “Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor”.

Levítico 26:39 “Aquellos de ustedes que sobrevivan serán abatidos en país enemigo, porque a sus pecados se añadirá el de sus padres”.

Ha veces ignoramos las pequeñas cosas. Son las pequeñas cosas las que pueden detener una gran maquinaria, puede ser un resorte, un tornillo etc. Así es en la relaciones. No podemos ignorar las pequeñas cosas en nuestra vida.

No hay nada insignificante en la vida. Un pequeño pecado según nuestra perspectiva puede detener la maquinaria espiritual.